miércoles, 25 de noviembre de 2009

Fidelity

Por andar perdida en mis sentimentalismos, me puse a vagar y perderme en los blogs ajenos. Y que encuentro en el Blog de un amigo de mi querida Puella una canción que hizo una descripción certera y actual de mis sentimientos...
...se las dejo, para el que le interese.

martes, 24 de noviembre de 2009

¡¡Volví!!

Lo que son las cosas, cuando se supone que debo estar concentrada en mis trabajos finales y demás proyectos, se me ocurre postear algo xD

Pero bueno, al menos tengo que actualizar más seguido mi abandonado espacio. Reiteraré que el Twitter se convirtió en el medio para escribir mis tonterías recurrentes. No trato de excusarme por mi ausencia para escribir algo, sólo digo la verdad.

Hablando ahora de mis actuales acciones puedo decir que he estado más tiempo en la escuela que en mi propia casa. En lo personal prefiero realizar mis tareas en la comodidad de mi amplia y silenciosa biblioteca (en ocasiones no lo es, pero yo que vivo en biblioteca se buscarle lugares tranquilos jeje) Se que debería considerar irme a vivir a las residencias de la escuela, pero creo que mis padres aun no pueden sacar mi pasado tormentoso con eso de vivir sola, así que veo poco probable volver a vivir sola, al menos debo esperar que se les pase el efecto de mis acciones locas… algo así como un año.

No sé si les pase a ustedes, pero cuando se acercan los finales me siento más desganada que nunca. En vez de tener más motivación para realizar mis trabajos, me siento sin fuerzas y con una flojera que ni yo me la creo. Me siento como si tuviera agua en la cabeza… ¡HUECA! Chale, no deberían dejarnos exámenes…

Mi recomendación musical es… Hello Seahorse! Yo no los conocía hasta que, mientras me encontraba escuchando el programa de Klaubuzzita en www.conexio-urbana.com , puso la canción reciente de su último disco homónimo: Bestia. Declaro que ya es uno de mis grupos Indies favoritos. Es maravillosa la voz de Lo Blondo *¬*

Algo me está pasando… espero escribir más luego, me siento como ida u_u…

martes, 3 de noviembre de 2009

Aula


Nunca pensó encontrarse sentada en ese salón rodeada de seres que no tuvieran nada que ver con su persona y sobretodo que pudiera relacionarse con ellas de una manera casi agradable, haciendo de su existencia monótona algo tan efímeramente placentero. Después de sobrellevar diversas angustias a lo largo de su corta pero complicada vida, una bancada dura y sin forma, un papel de colores y el chillante sonido de las risas de sus compañeros de clases, la harían relajarse y transportarla fuera de su caos interno. El sonido del plástico de las plumas al ser masticadas por la diversidad de bocas que se encontraban a su alrededor, era sonido celestial ante las voces que habitaban su cerebro lleno de telarañas y hiel. Sólo con volear a su lado podía encontrar un mirada llena de incertidumbre, sin preocupaciones; llena de paz. Esa paz que tanto le hacía falta y que encontró en un aula cualquiera, de una universidad cualquiera, en una clase cualquiera.


Toda su dicha se resumía en las cosas simples que miraba. Las peleas de sus compañeros por un comentario tonto, las riñas insulsas por un punto de calificación. Todo tan sencillo. María tenía la posibilidad de convivir en ese mundo fácil, de quitarse la maraña de reflexiones acerca de un pasado difícil de concebir. Cada neurona de su cerebro, que antes poseía diversidad de cavilaciones filosóficas, ahora se llenaba de pensamientos transitorios, volátiles, totalmente ajenos a su personalidad, a su verdadera manera de ser. El parloteo de los compañeros se volvían graznidos gratos para sus tímpanos.


Por muy inexplicable que pareciera para María, el sólo hecho de encontrarse sentada en aquel molesto taburete por horas, aun a sabiendas de que estaría acabando con el poco trasero que poseía, había una serenidad que inundaba cada centímetro de su piel y su alma. Por muy irritante que se tornara su ambiente académico, María sabía sacarle provecho para reírse de éste. Mofarse de una calificación pobre, de un escándalo amoroso del chisme que el compañero sentado frente de ella le contara de manera efusiva... Era más sencillo que afrontar su propia realidad. Ella no podía reírse de las voces que escuchaba en su cabeza, no podía burlase de sí misma, por mucho que quisiera. Ubicada en la esquina inferior de su salón, María se convertía en espectadora de la comedia cotidiana más fantástica que pudiera ofrecerle el destino. Aquella obra donde los personajes son seres reales en su totalidad y carecían de eso que llaman los dramaturgos: sobreactuación.