Había una vez una pestaña que vivía en un párpado cualquiera de un ojo cualquiera. Un día se percató del espacio donde se encontraba y vio que era pequeño y compartido con sus hermanos pestaña. Nunca se fijó que tenía un mundo frente de él, así que razonó y decidió saltar al inmenso vació que tenía frente de si. Voló ligeramente por el viento sintiendo una libertad desconocida y extasiante para sus sentidos. Pero el gusto le duró poco y callo en la tierra grasienta, porosa y lisa que los humanos llaman piel. Fue tomada por dos troncos enormes que lo aplastaron. Escuchó un lenguaje extraño salir de la boca del humano y fue soplado con el aliento lleno de bao caliente. Y fue cuando la pestaña comprendió que tenía un propósito místico para el mundo mortal y se sintió orgullosa. Tanto fue su orgullo que volvió a saltar y voló con más ahinco, directo al cielo. Decidió guardar el mensaje que el humano pronunció con lenguaje extraño. Tal vez, cuando llegue a la punta del cielo, encuentre alguien que llegara a entender. "Puede que sea el conjuro-pensó la pestaña- para la realización de un sueño."
(Si, es malísimo el cuentucho... así que ni modo por el que lo leyó XP)
Pues malo malo no es :P, ahora puedo comprender mas a mis pestañas xD
ResponderEliminarA mi me gusto.
ResponderEliminarEs lo que toda pestaña desea.