martes, 21 de julio de 2009

El adiós

No se si era la realidad lo que se asomaba por aquella ventana sucia del parque que miraba sentada en una banca, donde sola, pensativa y soberbia me fumaba un cigarrillo sin ni siquiera soltarlo de mis labios finos y sin encanto. Tal vez pensara que el sol no tiene forma cuando se esconde en el pórtico del cielo, o puede que pensara que es una ilusión óptica de las partes más recónditas del espacio; pero estaba segura que eran pensamientos sin forma que nadaban en las aguas sucias del desencanto hacia mi propia existencia. No entendí a que horas la colilla del cigarrillo quemó mi boca, ni se en qué momento la risa del niño pequeño que paso a mi lado me hizo sentir peor que la mierda; mis pensamientos estaban sentados a mi lado filosofando cosas que ni yo se que "pensamiento" tiene conciencia. Él me señalaba sin pretextos con ese dedo índice que llaman interrogación y yo sólo baje la mirada a mis brazos y la escondí en estos hasta que deje que él se burlara de mi posición poco defendible. Se levanto. -Alimaña insulsa- me insultó. Caminó al rededor de la banca y de mí y del charco de vergüenza que escurría de entre mis piernas como líquido amniótico después del nacimiento de mis blasfemias. -Te abandono- dijo finalmente "pensamiento" y camino presuroso lejos de mi, como si en algún momento fuera a su búsqueda; aún sabiendo que nunca lo haría, no sería capaz.

1 comentario:

  1. que sean los que te quieran los que te ayuden a tener alas para volar.

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