lunes, 27 de julio de 2009

Estimado desconocido.

Estimado Desconocido,

Ignoro totalmente si es usted un hombre solitario o un padre de familia, si es un tímido introvertido o un alegre extrovertido, pero, sea como sea, quizás está aburrido y desea lanzarse intrépidamente en medio de un grupo de personas desconocidas con la esperanza de oír algo que le interese o le distraiga. También el hecho de sentir curiosidad y hasta algo de inquietud es ya un aliciente, por eso le propongo que venga a pasar el fin de año a la casa N°... de la calle...
He elegido su nombre casi al azar en un libro de teléfono, digo casi porque he buscado la hoja donde encuentran los de su profesión, creo (quizá equivocadamente) que entre ellos hay mayores probabilidades de encontrar a alguien con espíritu amplio y sentido del humor. Debo aclarar que yo no soy la dueña de la casa y que ella ignora totalmente este gesto que probablemente juzgaría descabellado. Estoy simplemente invitada a ir allí, así como lo están otro reducido número de personas, de manera que para presentarse debe usted antes hablar por teléfono al n°... y preguntar por la señora Elena, pretender con firmeza que ya se han encontrado antes, que es usted amigo de Edward y que, estando solitario y deprimido, desea usted ir a su casa a pasar el fin de año. Yo me encontraré entre los invitados y usted deberá adivinar quién de ellos soy. Creo que esto puede ser divertido. Si es usted un joven de menos de treinta años, es mejor que no haga nada. Es probable que se aburriese. Aun cuando ni yo ni los demás seamos ancianos, no somos tampoco un grupo de jóvenes alocados. ¡Ah!, tampoco se trata de una empresa galante, es más bien un experimento psico-humorístico, nada más. Estoy casi segura de que no irá usted. Se necesita un aplomo enorme para hacerlo y poquísimo mas de personas lo tienen. También puede usted creer que se trata de una broma de algún amigo suyo, o que esta carta es una hábil propaganda para llevar gente a un lugar dudoso, etcétera, etcétera. Nada de eso: yo, y todos los demás, apacibles burgueses que, sin embargo, como me sucede en este momento a mí, pueden sentir un irresistible impulso de hacer una travesura a la manera de un adolescente, a pesar de mis años y a pesar de todo.
Voy a copiar esta carta y a enviarla también a otro desconocido. Quizás uno de los dos se presenta. Si viniesen los dos, sería algo extraordinario e inaudito.
Bueno, quizás hasta pronto...
Pensándolo bien, creo que estoy más loca que una cabra. No se haga la ilusión de que la sala será atravesada por una aurora boreal no por el ectoplasma de su abuela, tampoco caerá una lluvia de jamones ni sucederá nada de particular, y, así como le doy estas seguridades, espero que no sea usted ni un gángaster ni un borracho. Nosotros somos casi abstemios y medio vegetarianos.



Remedios Varo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario