lunes, 13 de julio de 2009

No surprises

No me sorprende comparar mi vida con una novela cortazariana. Mi vida es un mar de emociones mezclada de chocolate y agua. Destellos de algo que no se que sea.

La monotonía de los carros que pasan frente a mis narices, el ir y venir. El carro azul pasando, el rojo rodando, el blanco arrastrándose. Rostros nublados, caras grises. El sonido del tráfico es como el murmullo del mar. Ruge y se calma. El Blvd-mar de mi trabajo me trae una banal tranquilidad que me da miedo. ¿Costumbre? No, es sólo una careta super puesta. Ahora que lo pienso, es tan cómoda que no la siento. ¡No te aferres! No lo hago. Miro el cielo, miro el suelo. Es igual. El suelo y el cielo son hermanos. Planicies que se miran a los ojos diariamente. El suelo envidia al cielo por ser bello. El cielo envidia al suelo pues quiere caricias de los pies humanos. Aborrece el roze de las maquinas voladoras. Amantes mecánicos.

No me sorprende escribir cosas sin coherencia. Hilar ideas no es mi especialidad. Escribir pensamientos es mi capacidad.

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